Asegurar seguridad y rendimiento laboral en un ambiente industrial cerrado
Los riesgos laborales siempre permean en un entorno laboral con condiciones de trabajo específicas. Es obligatoriedad de los jefes de área, así como de supervisores, mantener un ambiente saludable, en todos sentidos. Precisamente, el aspecto climático es una parte fundamental, y existen tecnologías y sistemas que facilitan todavía más esta clase de procesos.
Por lo pronto, las normativas más importantes del mundo, incluyendo la europea, recomiendan que la temperatura oscile entre los 14°C y 25°C, cuando se trata de ejercer actividades laborales en un área cerrada. Sin embargo, muchos han reconocido que esta es una labor difícil, puesto que mantener dichos parámetros depende mucho de la naturaleza del trabajo, así como de los factores inherentes que circundan alrededor nuestro, como la temperatura exterior, humedad, presión atmosférica, entre otras cuestiones. Por ello, es normal que muchas empresas opten por conseguir el aire acondicionado con tecnología más reciente, como el Mini Split Inverter o los mismos sistemas humidificadores industriales especiales, que sirvan para establecer el clima interior empresarial, sin siquiera tener que encender otros sistemas de climatización.
Para establecer una seguridad laboral y rendimiento físico del trabajador dentro de un entorno industrial, las empresas deben atenerse a la realización de evaluación de riesgos, que dependen directamente de ciertos tópicos, los cuales son: la naturaleza de las actividades laborales, ubicación de la nave industrial o edificio de oficinas, así como el tamaño de esta, y la complejidad y escala de los peligros a los que se atiene todo el personal, siendo la calidad de aire un tema fundamental.
Es imperativo que ya se deje de pensar en una climatización convencional para satisfacer el confort térmico de las personas, ya no digamos la calidad de oxígeno que se respira. Todavía existen un sinnúmero de construcciones que se podrían denominar como un ‘síndrome de edificio enfermo’, debido a las deplorables condiciones que permean en el ambiente de una edificación como tal, donde pueden ir incluidas todo tipo de naves industriales.
Es momento de comenzar a pensar en un concepto más salubre, como la bioclimatización, que implica una combinación de climatización natural y mecánica, para proveer el ambiente más sano posible, en cuanto al oxígeno que se percibe.
Muchos sectores se están decantando por la instalación de climatizadores evaporativos, o sus equivalentes humidificadores industriales, que a su vez pueden ser caseros. Se ha visto que a través de estos mecanismos, se puede reducir el estrés térmico de forma eficaz y eficiente, inclusive más que un sistema de aire acondicionado convencional, por lo que también implicaría un ahorro energético y por ende, de dinero. Esto igualmente significa que se está contribuyendo a una cuestión ecológica.
Los dispositivos de climatización convencionales y baratos se están dejando de lado poco a poco, porque algunos de ellos solo proporcionan un desbalance microclimático en un interior industrial o laboral. Por lo pronto, edificaciones de gran tamaño, precisan un concepto o funcionamiento más profundo que el que puede otorgar un sistema convencional;
por lo regular estos, eliminan la humedad existente y necesaria para el confort térmico, o en su defecto, algunos extraen el aire para luego ingresar el oxígeno exterior, a veces sin pasarlos por un filtrado conveniente. Al final, todo dependerá de la construcción y el tipo de mecanismos en los que se inviertan.
Es preponderante invertir en sistemas de climatización que sean amigables con el ambiente, como Mini Split Inverter y humidificadores industriales de alta eficiencia energética. Que además en combinación con otros mecanismos sostenibles, ayuden a crear un ambiente beneficioso para los trabajadores en áreas de la industria. Si todo esto se hace bien, con la buena guía de expertos y con la combinación de ecotecnologías, como paneles fotovoltaicos, entonces se podría tener un ahorro monetario de hasta el 80% total del gasto energético.
